William Blake influyó no sólo en el grupo de los Antiguos;
la siguiente generación le redescubrirá y le colocará en el lugar que merecía:
los prerrafaelistas.
Relacionado con el mundo clásico –tema que apasionó a este
grupo de pintores- encontramos varios cuadros:
Simeon Solomon pintó La luna y el sueño
El mito es el de Endimión, el mortal que enamoró a la Luna,
el mortal que será inmortal sólo –y esa es la condición- mientras duerme;
Solomon tiene muy en cuenta un poema deJohn Keats.
“Las cosas
bellas son una alegría para siempre: su encanto crece; nunca se sumergen en la nada…”
Todo parece difuminado en este cuadro, como en un sueño;
también podemos intuir cierta carga homosexual –el autor lo era.
Edward Borne-Jones pintó Sísifo.
De todos es conocido el mito. Sísifo condenado a subir una
piedra hasta lo alto de un monte para verla bajar una y otra vez.
La figura de Sísifo nos recuerda las de Blake.
Beardsley como ilustración para la sátira sexta de Juvenal,
sátira “dedicada” a/contra las mujeres nos pintó a Mesalina y su acompañante.
Aquí el entorno más que las figuras, el tratamiento del
color son un buen reclamo para reflejar la inmoralidad de la esposa de Claudio,
aquella capaz de competir con una prostituta y ganarla…
También la exposición nos ofrece cuadros más recientes,
abstractos, de los llamados neorrománticos. Un buen ejemplo es el de John
Piper. Nos pinta un foro difuminado, convertido en un símbolo, en una idea, en
un concepto.
Sólo hace falta subir una planta para ver el foro tal como
lo vio Piranesi dos siglos antes. Las ruinas son las mismas; la visión no es
tan diferente, aunque lo parezca…
Una buena propuesta para el verano: Piranesi y William
Blake. Dos por uno. No dejen de ir.
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