En La Caixa tendremos durante todo el verano la exposición de
un autor poco conocido y apasionante.
William Blake se adelantó a su tiempo en
muchos sentidos. Poeta, artista, grabador nos mostró en el siglo XVIII un mundo
muy personal alejado de los dogmas y las ideas preconcebidas de su tiempo; al
igual que Piranesi, en la misma Caixa, en la planta de arriba, vio más allá que
sus contemporáneos y abrió nuevos caminos a las generaciones que vendrían
detrás de él.
Hay dos ámbitos en los que aparece el mundo clásico en sus
obras.
En primer lugar en los grabados de la Divina Comedia. No
pudo concluir su obra, pero la presencia de Virgilio como guía por el inframundo de Dante
o la de los poetas antiguos y Homero son buenos ejemplos del
mundo de Blake y de su última etapa…
En otro ámbito encontramos los grabados de las pastorales o
églogas de Virgilio.
Grabados en formato reducido son escenas que giran en torno
a dos pastores y que influirán mucho en el grupo de los Antiguos; una visión idílica e inquietante. De las influencias que William Blake ejerció en
generaciones posteriores hablaré en la próxima entrada…
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