Ha llegado el final de un curso...
Seguiré subiendo alguna que otra entrada este verano, ya sea con propuestas de ocio o con alguna curiosidad veraniega, pero debo empezar a despedirme de este blog; seguramente el próximo año no estaré por aquí.
Lo echaré de menos. Uno espera y desea que no sea el final; el blog educativo es una idea muy buena y lo he descubierto aquí, en el Olivo. Que otro compañero o compañera, el que venga después, prosiga el camino que inició María Jesús Prieto y que yo he mantenido caliente en mi regazo durante este último año.
Ha sido una experiencia apasionante en un sitio interesante... en unos tiempos difíciles. ¿Qué tiempos no lo son? Los de Pericles lo fueron; los de Tácito también. Son los tiempos los que nos hacen a todos grandes o mediocres. Depende de nosotros. Siempre depende de nosotros.
Como en todos los lugares he encontrado buenos profesionales que se esfuerzan por la pública -la mayoría- y también algunos que hacen lo mínimo, se justifican escudándose en los malos tiempos, tiran balones fuera y no se mojan, tienen ciertos privilegios -los menos-. Deberían leer a Tácito. Verían su reflejo.
Tendré buenos recuerdos sobre todo de Lola, Patricia, Jesús Zapata, Javier y Esmeralda en Lengua, de Maricira, Begoña, Covadonga, Sandra en Inglés, de Paula y su confesionario, de María José, Álvaro y José Antonio en Matemáticas, de la fuerza de Pablo y de la bondad de Guillermo en Historia, de Yolanda en Filosofía, de Ana y Ramón en Plástica, de Ana en Francés y hay más a los que seguramente olvido o a los que no he tratado tanto... He conocido en El Olivo y en otros institutos y conoceré, sin duda, a muchos otros buenos profesionales; pero todos los que acabo de mencionar lo son y por muchas razones. Y de todos he aprendido algo, aunque nunca lo vayan a saber.
He conocido, por supuesto, a buenos alumnos y alumnas que trabajan y se esfuerzan -aunque el Latín sea una lengua seca y dura y desagradable al tacto- y también, por supuesto, a muchos malos alumnos. Ninguno de estos últimos es mala persona; y eso a veces es lo más importante.
¡Que este no sea un final, sino un nuevo comienzo!
Parafraseando a un alumno, Gabriel, al que he tenido este año -mal estudiante, pero inteligente y buen amigo de sus amigos- y que también se marcha: "A todos los que están en él y a los que han repetido algún curso, fuerza y esfuerzo. A todos los que se van, como yo, hasta siempre y buena suerte en la vida..."
Por cierto, estoy de acuerdo con Gabriel; José Antonio es un gran hombre. Como diría Machado, "bueno".
¡Mucha suerte a todos, compañeros y alumnos, que os quedáis en El Olivo!
¡Nos vemos en algún otro lugar! ¡Hasta otra!
Valete! Χαίρετε! ¡Salud!
Gracias, Santiago, tu presencia silenciosa y discreta no pasó desapercibida. Seguro que nos reuniremos en algún otro instituto. ¡Salud! o Let's hope for the best, we'll always have The Olive!
ResponderEliminarGracias a ti, Santiago, por este magnífico blog y por todas tus colaboraciones sabias y cinematográficas en Cienoliletras. Te deseo un buen destino para el próximo curso y mucha felicidad en la vida. No nos olvides del todo y sigue siendo un seguidor de nuestro bolg.
ResponderEliminar¡Mucha suerte!
Lola