Nos encontramos en la segunda guerra mundial. Patrick Leigh Fermor fue un inglés muy particular, todo un personaje. Un caballero de otro siglo, cultivado, aventurero. Estamos en Creta. Un grupo de ingleses liderados por Fermor deciden llevar a cabo una operación militar: el secuestro del responsable militar nazi, Heinrich Kreipe. La operación se complica y, ya secuestrado, las circunstancias obligan a ascender a lo alto de un monte de Creta, el Ida, en pleno invierno.
El alemán -un hombre cultivado, un militar prusiano- , pensando que le iban a matar, contemplando el hermoso panorama, emocionado, empezó a recitar una oda de Horacio: " Vides ut alta stet nive candidum Soracte,…". Traducción: "Ves cómo se mantiene blanco el Soracte con la nieve profunda..."
Fermor continúa el poema y ambos acaban recitándolo en latín. Luego le tranquilizó; era un prisionero de guerra y no tenía nada que temer.
En este caso la cultura latina que ambos compartían les unió en un mundo en el que ambos eran enemigos.
Hay un final feliz. Años después volvieron a encontrarse en una entrevista que les hicieron en una televisión griega. Y esta es la historia de un inglés muy peculiar, un alemán y... Horacio.
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