Aprovechando el estreno de la película de Scorsese, La invención de Hugo,
vamos a hablar de la cámara oscura.
Tradicionalmente se considera un invento del siglo XVI o XVII en donde siempre encontramos un juego de lentes y un soporte corredizo, precedente de la fotografía y del cine. En el XIX se añadiría el elemento químico.
Se piensa que algunos pintores como Vermeer o Caravaggio lo utilizaron para algunos de sus cuadros. Leonardo da Vinci ya la menciona. La invención se concedió tradicionalmente a Leonardo Batista, aunque hay muchas discrepancias en la materia; algunos aseguran que ya a principios del siglo XV los pintores flamencos debieron utilizarla -así lo defiende en un libro "El conocimiento secreto" el pintor David Hockney. Sería un matemático y astrónomo islámico Ibn-Al Haitham en el siglo XI en Egipto su primer inventor, según parece.
Pero ya en la Antiguedad nos encontramos con referecias de Aristóteles o Plinio el Viejo en su tratado de la Pintura. En Plinio el Viejo, el famoso mito de la pintura en el libro XXXV de su obra magna, Historia Natural.
En esta anécdota se relata como la hija del alfarero y escultor Butades de Sición, que vivía en Corinto, trazó sobre la pared de su casa la sombra del rostro de su amado iluminada por la luz tenue de una lámpara mientras dormía, antes de partir a la guerra al amanecer. Aunque los egipcios reclamaban su invención siglos antes, esta historia que inserta un origen mítico en la vida cotidiana, es la que mejor explica la relación entre pintura, memoria, arte y amor.
Probablemente tengamos que ir mucho más atrás. Seguramente en las cuevas los primeros homo sapiens o, incluso, los neanderthales, utilizaron este juego de luces y sombras tan sencillo y simple. No nos quedan restos arqueológicos de estos inventos ni el cuadro del amado de la hija del escultor corintio destruído como tantos otras pinturas de la Antiguedad.
Mito o realidad, los antiguos se sorprenderían o no tanto. Tal vez si vieran en una sala de cine una película, pensarían en Platón y en su mito de la caverna.
Según Platón el que está encerrado en una cueva -todos nosotros- sólo puede obtener proyecciones del mundo a través de sombras, apariencias de la realidad más profunda que no vemos a través de los sentidos.
A los griegos no les sorprenderían ni la cámara oscura ni el cine ni la fotografía.
Ellos ya lo imaginaron. Otros lo hicieron realidad siglos después. Scorsese nos recuerda que el cine es mucho más antiguo de lo que pensamos.
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