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viernes, 30 de marzo de 2012

THE WALKING DEAD, MOISÉS Y... ENEAS.


¿Tienen que ver? Por supuesto; voy a demostrarlo.

Hay tres rasgos que nos permiten comparar la serie de televisión con el mito de Eneas y, en parte, con Moisés.

1.  “La misión impuesta”
Troya ha sido destruida. Eneas escapa con algunos de sus compañeros y amigos; Venus, su madre, cuando Eneas está a punto de sacrificarse en Troya le dice que su misión es otra: buscar una tierra prometida donde se fundará una nueva Troya que dominará el mundo. Eneas acepta esa misión impuesta con todas sus consecuencias.


Debe conseguir que todos o la mayor parte de sus compañeros lleguen a esa tierra prometida y debe hacerlo sacrificando muchas cosas. No puede rebelarse; ese es su destino. Como es el de Moisés el de llevar a su pueblo a la libertad. Es el dux, el guía, el conductor.
Rick, el protagonista de The Walking Dead, asume ese papel también. Al final de la primera temporada, toma conciencia de que no hay esperanza para el género humano. No hay vacuna; todos estamos infectados. La diferencia es que él se rebela. En este mundo los dioses han muerto, pero él aún quiere creer en ellos. Quiere buscar esa tierra prometida y la va a encontrar; para ello debe preservar al grupo sacrificando muchas cosas. Es una misión impuesta; aunque aquí sea él mismo y su sentido del deber el que se la imponga. En la segunda temporada cree haber encontrado esa tierra en una granja; no es así. Al final de esta temporada sus últimas palabras tras confesar que ha asesinado a su mejor amigo son clarificadoras, desesperadas, sinceras: “No quería esta misión; pero la he aceptado. Sé que hay un lugar para nosotros en algún sitio. Debemos mantenernos unidos”.




2. El propio sacrificio.
Eneas sacrificará su propia felicidad. Perderá primero a su esposa, luego a su padre. En el camino renunciará al amor sacrificando a Dido, su amante cartaginesa. Sólo su hijo, Ascanio, le sobrevivirá y con él, sus descendientes, que fundarán Roma. Su felicidad no tiene valor; es su misión lo importante. En Moisés más de lo mismo.

Los dioses o Yahve deciden; el pueblo por encima de la individualidad.
Rick convierte a su familia al principio en el motor de sus decisiones. Debe salvar a su familia y con ella al grupo; pero su familia, su esposa embarazada, su hijo, rechazan algunas de esas decisiones. No entienden su misión. Debe salvarlos, pero su soledad se hace más patente cada día. Tal vez no llegue a conocer esa tierra prometida, -“Yo moriré” –le dice a su hijo- “tu madre morirá…”-,  pero su hijo, sus hijos sí la conocerán.

3. Las manos manchadas de sangre. La impureza.
Eneas debe matar. Para alcanzar la tierra prometida, para conseguir mantener unidos a los suyos, debe asesinar a Turno. Así termina la Eneida de Virgilio. Eneas ha decidido no matar a su gran rival, Turno, pero descubre en el pecho de su rival, un tahalí o talabarte de una de sus víctimas, de uno de sus amigos muertos en el combate, y Eneas lo ejecuta.
Rick ha de matar a su mejor amigo; podría haberlo evitado como Eneas, pero es su destino, aunque ninguno de los suyos vaya a entenderlo.



Al igual que Moisés que no creyó a Yahve se ha hecho impuro para llegar a alcanzar la tierra prometida; él, Rick, sólo podrá llevarles a ella.

The Walking Dead es una historia sencilla. Los prototipos están bien definidos. Las próximas temporadas irán en esa dirección. Es lo que tiene beber de los clásicos y de nuestros mitos más ancestrales: siempre funcionan.

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